miércoles, 10 de febrero de 2016

gema

Al soñar, ya no caía;
tampoco flotaba:
ascendía
¿o todo el mundo se movía?
Tampoco pesaban
mis pensamientos,
mi cuerpo,
el peso de todo;
liviano.
Los cristales,
rotos,
ruidosos,
habían quedado atrás.
No había nada oscuro,
veía todo,
aunque no veía nada.
Sentía la brisa,
en mis brazos,
en mi cara,
y en mis oídos...
¿una risa?
El movimiento calmó,
y vi,
acercándose,
la fuente de la risa;
una sonrisa,
un rostro,
un cuerpo.
Hacía cosquillas su cabello,
¿por eso me reía?
Mis manos,
temblorosas,
encontraron las suyas,
¿o se buscaban solas?
Se acercó aún más,
y entre risas,
me hizo despertar.

Sólo veía su sonrisa,
pues,
todo quedaba opacado;
de lado,
menos ella
¿o el mundo era ella?