martes, 22 de julio de 2014

¿qué quieres ser cuando seas grande?

Pensando, he llegado a una conclusión. Desde pequeño surge una gran interrogante que pienso perdura a lo largo de toda tu vida, a cualquier plazo de tiempo: ¿qué quieres ser cuando seas grande?
Dependiendo de en qué momento de mi vida surgiera la pregunta, la respuesta que recibiría sería diferente. Omitiendo todas esas respuesta que un niño pequeño dice y que a lo largo de su vida va cambiando a medida que éste crece, a los 17 años de edad he llegado con lo que parece ser una respuesta bastante aceptable: quiero ser feliz. Cuando sea mayor quiero ser feliz. No quiero dejar de ser quien soy hoy, ahora. Quiero tener siempre los sueños y metas que me planteo en la actualidad, y lo que espero lograr con el tiempo no es cambiarlas, sino cumplirlas y buscar más. Quiero llenar mi vida de memorias, de historias que simplemente no puedan olvidarse. No importa a qué profesión me dedique: médico, ingeniero, es todo lo mismo si no se es feliz. Entonces, mi respuesta es simple: cuando sea grande quiero ser feliz; quiero que la gente a mi alrededor sea feliz.
¿Qué quieren ser cuando sean grande?

viernes, 11 de julio de 2014

Luna (Capítulo 2)

Cuando conocí a Luna, no parecía la clase de chica que sobreviviría a la catástrofe en medio de la cual estamos ahora. De hecho, cuando la conocí estuvo a punto de morir en esta catástrofe. Sin embargo a día de hoy es uno de los miembros más valiosos de nuestro equipo de supervivencia, y a pesar de las circunstancias, la mejor amistad que he tenido en años. Me ha salvado la vida en más ocasiones de las que puedo recordar, incluso antes de que nos uniéramos al grupo, unos años atrás.
Los días siguientes a cuando la conocí era la persona más frágil que he tenido la oportunidad de ver, y habiendo perdido prácticamente todo ambos, nos quedamos juntos desde entonces. A pesar de esto es ella la persona más inteligente que se nos ha podido unir al grupo; más de una vez su ingenio me salvó la vida, y a todos nosotros. Recuerdo muchísimas veces en que sentía el cuerpo de un caminante en mi espalda, ya muerto y atravesado por un cuchillo que ella misma empuñaba.
Recuerdo muchos centros comerciales, mercados y tiendas en los que si no fuera por ella seguramente habría muerto. Al menos desde que nos unimos al grupo, he tenido la oportunidad de pagarle un poco toda la ayuda que me ha brindado en estos años.

Por primera vez en poco menos de tres años que llevo conociendo a Luna, cayó enferma. Fue una sorpresa para todos, puesto que la veían siempre como alguien con muchísima resistencia, y en estos años en el grupo no nos demostró nunca lo contrario.

¿Qué pasó?- Pregunta Al, un poco agitado.
Luna se desmayó, y está ardiendo en fiebre.- le respondí mientras que él hacía una señal a Rebecca para que buscara unas mantas.
-Tenemos que buscarle medicinas, las últimas se acabaron cuando Rodrigo y Megan cayeron enfermos.- comentó Jo.
-Iré a por ellas yo mismo, Al, ¿qué necesitamos?- dije sin dudarlo pues sentía que era mi responsabilidad cuidar de Luna.
-No, Chris, deberías quedarte aquí con Luna,- decía Al mientras me pasaba las mantas- arrópala con esto. Jo y Sebastián pueden ir, está oscureciendo y pienso que deberías estar con ella por si necesitara algo.
-Al tiene razón, iremos nosotros y estaremos de regreso antes de que te des cuenta.- comentaba Jo- Katherine y los demás podrán cuidar las afueras de la casa mientras Rebecca está cerca por si necesitas algo de ayuda.- dio una mirada a Sebastián y casi de inmediato ya habían preparado todo y ya sabían las medicinas que necesitaríamos.

No podía dudar mucho, después de todo tenían razón y no sólo eso; quería estar con Luna cuando despertara. Estando con ella acostada no pude evitar revisar su cuarto con la mirada (era la primera vez que estaba aquí desde que nos mudamos).
 La casa donde estábamos era bastante grande y con varios cuartos, así que entrábamos más o menos cómodos. Al y Rebecca ocupaban una habitación junto a su hija; Katherine y Rodrigo otra; Victoria, Rafael y Susan compartían una habitación y se acomodaban en dos camas. Jo, Sebastián y yo teníamos otra y finalmente Luna dormía en la misma habitación que Megan, quien estaba ahora fuera cuidando la casa.
Megan tenía acomodada un poco de ropa en las gavetas que había en su lado de la habitación y algunos adornos que si cargaba con ella era porque significaban algo, pero revisando la parte de Luna no había mucho que ver: no había nada sobre su mesa. Luna tosió y se movió un poco; seguía ardiendo en fiebre. Al moverse vi que bajo su almohada había algo que parecían ser unas fotografías. Las tomé con cuidado y al verlas un sentimiento inmenso de calidez me recorrió: en la primera fotografía una Luna de unos 16 años me devolvía la mirada con un rostro sonriente; estaban dos personas quienes asumí eran su padre y madre, pues era idéntica a ella. La siguiente fotografía me dejó boquiabierto y me ruborizó por completo: era una fotografía de nosotros. Estábamos ambos sonrientes en un sitio en el que estuvimos hace cosa de año y medio.

-Luna, cómo conseguiste esto... -dije por lo bajo con una sonrisa.
-Tengo mis métodos, Chris. -me respondió una Luna sonriente que recién despertaba.
-L-Lu.. eh... yo... -no hacía sino balbucear- t-ten, son tuyas. ¿Cómo te sientes?
-Verte tan apenado curaría a cualquiera- dijo entre risas- Estoy mejor, gracias. ¿Estuviste aquí todo este tiempo?
-Sí... te desmayaste hace rato y me preocupaste, bueno, a todos. Los demás fueron a buscar medicinas para ti.
Me miraba fijamente con una expresión cálida, y sentir su mano tomar la mía casi hace que la aparte de la sorpresa.
-Gracias, Chris.- me dijo con una sonrisa. Me di cuenta que se había ruborizado, y algo me hacía pensar que no era por estar un poco enferma.
-Luna... quizá no es el mejor momento, pero creo que nunca habrá un verdadero buen momento, y la verdad es que es la única vez que estamos a solas desde que nos unimos a acá.- me miraba prestando atención a todo lo que decía- Quería agradecerte por este tiempo; durante estos años me has salvado muchas veces, y que hayas caído enferma me hace pensar lo poco que en verdad he hecho por ti, y... eh...- me había puesto nervioso darme cuenta que tenía una sonrisilla en su rostro- bueno, quería decirte que te quiero -y tras eso, me incliné para besarle.

La puerta sonó y luego abrieron: llegaron las medicinas.
-¡Ah, Luna! ya despertaste, -dijo Al al entrar- qué bien; ten, toma esto, te hará bien.
-Gracias, Al, ya me siento un poco mejor.- dijo Luna mientras tomaba las medicinas.
Sin darme cuenta todo el grupo estaba en la habitación para ver cómo seguía Luna, alegrados de ver que estaba despierta ya, el ambiente estaba mucho más cálido que cuando se había desmayado. El tiempo pasó y todos hablamos hasta que la hora de comer llegó, y agotados y felices, fuimos a dormir.

Hey, -me llamó Megan- puedes dormir en mi cuarto hoy, Luna se alegrará- me guiñó un ojo y un poco juguetona, se marchó.

Luna estaba acostada en su cama, pero aún estaba despierta. Al verme entrar ocultó lo que tenía en sus manos, pero al ver que era yo suspiró y volvió a sacarlas; eran las fotografías.

-Ellos eran mis padres, -explicaba- murieron cuando todo esto empezó, o eso creo; no he sabido más de ellos desde aquel día... -tomó una pausa- que me rescataste.
Me senté al borde de su cama y ella apoyó su cabeza en mis piernas mientras me pasaba la foto.
-Era el aniversario de mis padres, por eso todos tan sonrientes. En cuanto a la otra, me las arreglé para tenerla.
-Son unas bonitas fotos: se te ve feliz.
-A veces pienso que lo soy.

Pasamos el resto de la noche hablando, y sin darme cuenta terminé acostado junto a ella hasta acabar rendidos del sueño.

-Creo que me alegra un poco estar enferma; estamos juntos como lo estábamos antes de entrar aquí. Éramos sólo nosotros. -decía Luna, que ahora me abrazaba.
-Me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias, ¿crees que habríamos sido amigos?
-La verdad, hubiera querido algo más.

Tras esas palabras, me besó.
-Gracias, Chris.


(¿) cuidar (?)

Es curioso como la vida es como es, pero cambia la forma en que es vista de persona a persona, y a veces también cambia para una misma persona dependiendo de cómo ésta le trate, o de cómo crea esa persona que la trata. Así pues, la vida puede traer mal y creer que es bien, así como traernos un bien que nos parece la peor jugada del universo. Pero entonces empiezas a actuar sobre la vida; sobre tu vida: dejas de esperar a ver si lo que trae es bueno o malo, y vas y buscas que formen parte de ella las cosas que tú quieres, sabiendo si son malas o buenas, o a veces sin saber bien la posición que tienes, pero lo que sabes es que lo quieres. Y ya la vida no es completo azar pues hay cosas que sabes que estarán en ella; no dejas las cosas "a ver si se dan", "a ver qué pasa", sino que vas a por ellas, las quieres en tu vida y las vas a buscar. Pero también, a veces, estas cosas las encuentras cuando ni siquiera las buscaras, o cuando menos esperabas tenerlas. Y son estas cosas, estos bienes, que aparecen cuando menos se esperan, a los que uno más se aferra, pues al llegar te das cuenta que siempre los necesitaste, pero como nunca habían estado, no lo sabías. Y quizás a veces, no siempre, pero a veces, dejas de buscar, pues cuanto necesitas ya está contigo, y pasas ahora a cuidar lo que tienes y quieres, pero te das cuenta que buscando también cuidas, pues buscas esas cosas que te ayudan a cuidar lo que ya posees. Y es ahí, cuando buscas no sólo para ti, que te das cuenta de algo; durante un momento en el día llega a tu mente de manera tan brusca que es imposible pensar que no sea así, pues te das cuenta de algo: eres feliz.
Entonces, luego de encontrar, cuidas aquello que ahora está en tu vida pues sabes que donde quieres que estén es allí.
Cuidas de alguien más; te cuidas a ti mismo.