jueves, 30 de enero de 2014

pasado

(ya los trozos de cristal eran un recuerdo)
Tras tener quizá no la noche en que mejor durmió, pero sí en la que mejores recuerdos se llevó con él a la cama, despertó, pero no lo hizo en su habitación. 
Se hallaba en un sitio donde la compañía y el calor que recordaba en su cama no se encontraban.
Parecía estar en un habitación espaciosa llena de gente. Momentos más tarde, se dio cuenta que se veía a sí mismo, años atrás, en su salón de clases.
Su viaje al pasado empezó uno de los primeros días de clases, en la primera actividad evaluada que tuvo. Para la actividad, se hicieron grupos de cuatro personas. Se colocó con dos compañeras de antes, y una chica que todavía no conocía: la chica tras el cristal.
La causó gracia pensar lo inconsciente que en ese momento era sobre esa chica, esa chica que tanto ocuparía su mente durante los años próximos. La actividad terminó, y el próximo recuerdo que visita no es en el salón de clases, sino en sí mismo, en su mente. Vivió nuevamente el sueño que años después todavía recordaría, el primer sueño que tuvo con aquella chica que hace poco conoció.
En ese momento volvió al salón de clases, viendo los días pasar como segundos, observando como algo aparecía frente a su versión joven. El cristal que tanto años le separó de aquella chica, estaba siendo construido. 
Revivió recuerdos de conversaciones con la chica del cristal, y pudo observar como éste frenaba su construcción, pero luego seguía. 
Así, en una noche, revivió toda la vida que había tenido con la chica tras el cristal, desde el momento en que se construía, hasta el momento de romperlo. Sentía que podía simplemente romper él mismo el cristal, y hacerse el favor más grande de todos. En lugar de eso, visitó nuevamente su pasado, al momento de tener aquél primer sueño. Todo lo que hizo fue dejar una nota, "si puedes", y volvió a su tiempo.

Despertó, y a su lado estaba la chica. Todos los días despertaba feliz al no ver cristal alguno.
Sí pudo.

lunes, 27 de enero de 2014

- encuentro -

Todavía no despertaba,
¿y para qué iba a querer hacerlo?
Aún flotando, le tenía junto a mí.
Aún flotando, me tenía junto a ella.
Sabía que quería estar con ella pero,
¿quién era ella?
¿era este el mundo real?
Mundo real o no, quería quedarme aquí.
Sin embargo, todavía no podía ver su rostro,
¿o sí lo había hecho?
Momentos después, me di cuenta que estaba en una habitación
¿llevaba todo el rato aquí?
 Podía ver a dos personas, chico y chica, uno en brazos del otro.
Se veían que se querían, pero
¿qué hacía viéndolos?
En sus ojos podía ver todo lo que sentía por ella. El chico, como si fuera una fantasía, le observaba. Aún teniéndole en brazos, aún besándole, le parecía inalcanzable.
Pasó años observándole, destinado a ver en la distancia por una barrera que él mismo había construido.
Se veía un poco de miedo en su mirada, temía perderle.
Ella, a través de la barrera de cristal que él había construido, le veía desde tiempo atrás. Muchas veces expectante, esperando el momento de romperla.
Sin embargo, el chico todavía conservaba el cristal. No lo había roto, sólo lo quitó.
Tras otro beso vi...
¿yo era él?
Cuando fijé mis ojos en mi acompañante, pude ver que era ella.
Por fin veía su rostro.
Nos veíamos el uno al otro.

Ya no necesitábamos tenernos sólo en sueños.
Decidí despertar, y a mi lado estaba ella.
Lo primero que hice fue romper el cristal.
Ya no necesitaba dormir más.

domingo, 26 de enero de 2014

sentimiento

Todavía no había despertado.
¿Había siquiera estado durmiendo?
Por alguna razón, ahora podía oír todo.
¿Antes no podía?
Sentía algo intermitente en mi cuello.
¿Qué era?
No me molestaba.
Esta vez sí flotaba, aunque me había acostumbrado a caminar.
¿Por qué caminar?
Esta vez no me preguntaba dónde estaba.
¿Ya había estado aquí?
Sea como sea, sabía que aquí era donde quería estar.
Seguía sintiendo algo.
¿Sabía qué era?
¿lo sabía ella?
...
¿había alguien conmigo?
Su imagen apareció en mi mente, y supo que no quería estar en otro sitio.

Decidí no volver a despertar.
Todavía podía sentir sus labios en mi cuello.

martes, 21 de enero de 2014

相愛

Su mente aún pesimista, no lograba acostumbrarse a que algo saliera de excepcional manera. Quizá porque le costaba creerlo, quizá por no creerse merecedor. Viéndose taciturno en ocasiones que no extrañaba, pensaba si la felicidad que tenía verdaderamente le pertenecía. Quizá su mente, loca al final, había decidido jugar con él. Se veía asustado por la amenaza de que su autoestima le hiciera pensar que era una mentira.

Afortunadamente, sus malas sesiones de pensar se veían interrumpidas por la vuelta a la mejor de sus realidades.
Había encontrado la fuente de la felicidad más pura que no podía imaginar sentir.
La chica simplemente le dio un golpe en la cabeza, y ambos rieron.

\elevación\

Nuevamente desperté en un lugar que no era mi habitación.
¿Nuevamente?
¿Había estado aquí ya?
O mejor, ¿había de verdad despertado?
Todo era una oscuridad, pero sabía qué hacer.
¿Cómo lo sabía?
Por alguna razón, no estaba flotando.
¿Era normal no flotar?
Aunque esta vez no me fijara en sonidos, igual no aparecía ninguno.
¿O sólo no los escuchaba?
Estar en ese sitio desconocido me traía calma.
¿Por qué?
Sí había algo, o más bien, alguien.
Lograba ver la silueta de lo que parecía ser una mujer.
¿Me estaba hablando?
¿Qué decía?
Escuchaba su voz, y tras cada palabra sentía que me elevaba.
¿Había empezado ya a flotar?
A medida que se acercaba, le oía más, pero seguía sin entender lo que decía.
¿De verdad estaba hablando?
Luego de un momento, creía entender lo que decía.
¿Quería que me fuera?
Mientras más se acercaba, más nervioso me ponía.
¿Por qué estaba con alguien que quería que me fuera?
Lo siento, no quiero molestar.
Nuestros rostros estaban cerca el uno del otro, y aún así no le veía bien.
¿Debería irme?
Pero no quería.
Cada centímetro menos de distancia era uno más cerca de poder verle.
Quería besarle.
Ella...
Me estaba besando.
Podía sentir sus labios, y también el calor en mi pecho se sentía crecer.
Con voz temblorosa alcancé a decir "me iré"
La primera palabra que entendí en esa oscuridad, y la única que necesitaba entender, fue "no"
En algún momento habíamos dejado de flotar, y estábamos apoyados en un suelo.
¿Habíamos flotado de verdad?
"no te vayas" repitió.
En todo caso, no quería hacerlo.

Aquella noche no desperté, y fue la más feliz de todas.

¿De verdad había dormido?

domingo, 19 de enero de 2014

museo

Fue entonces que, estando uno en los brazos del otro, supo que ella le veía a través del cristal tal como él lo había hecho. Él era el cuadro que ella no quería dejar de mirar, el cuadro que soñaba con poder tener para ella. Ambos se descubrieron observantes y observados uno del otro.
Ambos esperaban el beso que cada día pasaba en sus mentes. El primero, marcó el inicio de su partida.

El museo cerró, habiéndose ido sus mejores obras junto a sus mejores visitas.
Se exponían ahora el uno al otro, sin cristales, sin barreras.

viernes, 17 de enero de 2014

acciones

Muchas veces termino pensando en la importancia de las cosas. Cosas que generalmente terminan siendo acciones. Antes pensaba, quizá por la poca estima que se puede tener cuando se es adolescente, que cualquier acción que no terminara en la muerte, era corregible. Que las acciones no importaban tanto como nosotros mismos nos hacíamos creer. Sin embargo, aún pensando así, muchas veces recordaba el pasado, inspeccionando mis acciones diarias y pasadas, no necesariamente recientes, viendo todo lo que podía cambiar y corregir. Ahora, creo que muchas de las acciones siempre influyen en lo que termina pasando a lo largo de nuestras vidas, en mayor o menor medida. Termino pensando en cosas como que, si por ejemplo, el primer día de clases, no hubiera sentado donde lo hice, quizá no habría profundizado mis relaciones con mis amistades actuales. Esto obviamente puede no ser cierto, pero es una idea de la clase de cosas que pienso. Pienso que las acciones que tomamos van a terminar siendo, sea esta vista como positiva o no, material del recuerdo.
También, como persona introvertida y a veces poco sociable que puedo ser, muchas amistades han llegado a un punto muerto, donde uno queda más que dejarla y darla por terminada. Es unánime.Sin embargo, cualquier amistad terminada y dejada en el olvido se convierte en unas de las decisiones que terminan formándonos, quizá. Por otra parte, las amistades que no se deciden terminar, y que de hecho nunca se consideran terminadas, pasaba a ser de las mejores cosas que se pueden recordar.
Todo esto vino a mi mente al recordar dos cosas: Un sueño que tuve, en el que terminé viajando al pasado, con la posibilidad de cambiar cualquier cosa que quisiera. Al final del sueño, decidí no cambiar nada. Lo segundo, fue recordar un vídeo que vi, que iba sobre un estudio sobre la felicidad. A cada participante, se le pedía escribir sobre la persona que más ha marcado su vida, y luego, les informaron que llamarían a la persona de la que escribieron, y debías leer lo que escribiste por teléfono.
Todo eso mientras me bañaba.
El punto de todo esto es que ahora recuerdo el pasado, por el simple hecho de recordar. Cualquier acción que he tomado ha sido por algo, y lo que ha pasado, ha sido consecuencia de esas acciones. En todo caso, de no haber hecho las cosas que he hecho, quizá no estaría tal como estoy.

lunes, 6 de enero de 2014

クリスタル

Con el cristal ya no interponiéndose entre ambos, sintieron toda la libertad que puede sentirse por un ser vivo. Sin el cristal, podían tenerse por fin el uno al otro. Podrían por fin amarse el uno al otro; podrían herirse el uno al otro. Ahora, con libertad y sin límites, se vieron y se interpretaron silenciosamente, en su conversación donde no cabían palabras.

domingo, 5 de enero de 2014

20

Una vez más, se había perdido viendo a través del cristal. Del otro lado, su amor le devolvía la mirada. Fue poco lo que tardó en darse cuenta de que le sonreía, y no pudo evitar hacer lo mismo. Pronto, su sonrisa se convirtió en deseo; deseo de ella. Decidido a tenerle, esta vez sí movería el cristal que les separaba.
Cuando sus manos tocaron el cristal, supo que las de ella también lo hacían de su lado. Antes de quitar el cristal, disfrutaron del último momento; el último momento en que no se tendrían.