sábado, 15 de marzo de 2014

viajero // disruptor

Siendo jóven, siendo estudiante, tenía todo cuanto le hacía falta tener consigo: su pareja. El jóven amaba sin temor, sin saber cómo lo hacía; sólo amaba, y sabía que era lo que quería.
Practicante del ocultismo, un día supo una noticia terrible: alguien quería asesinar a su pareja. Desde el momento en que lo supo pasó sus próximos días investigando todo cuanto salía en sus libros, y logró saber quién quería matarle: su profesor.
Desde entonces, el chico se fue llenando de oscuridad, consiguiendo el poder que creía necesario, pues sabía que su profesor era como él, y también practicaba artes oscuras.
Muchas veces sorprendió al profesor mirando a su pareja, murmurando conjuros; conjuros que el chico sabía repeler, alejando todo mal de ella.
Sin embargo un día la mente del chico fue consumida, y toda razón y pensamiento lógico habían desaparecido de su ser. Ya su objetivo no era protegerle; su objetivo era matar a su profesor. Y así, un día tras clases, decidió hacer lo que por alguna razón hace mucho no le parecía más obvio y simple: acercarse y matarlo. Y así se dispuso a hacerlo, y tras decir unas palabras inentendibles, su profesor cayó muerto. Cegado por su supuesta victoria, no se dio cuenta de lo que hizo sino días después.
Empezó a notar a su pareja cada vez más decaída, y supo luego que padecía una enfermedad mortal. Con el tiempo corriendo ya en contra, investigó lo más rápido que pudo, sin haber encontrado nada.
Días después su pareja murió en sus brazos, creyendo que su enfermadad había sido cosa del azar, inocente, y feliz por partir viendo a su amado junto a ella.
Tras su muerte, el chico pasó años investigando la enfermedad, y toda clase de magia o arte que pudiera ayudar. Para su horror, el verdadero causante de su muerte había sido él; supo que todo lo que su profesor hacía era en realidad protegerla, bloqueando y eliminando la enfermedad de a poco. Cayó en depresión total al descubrir que, cuando creía protegerle de él, sólo la estaba matando.

Las décadas siguientes las pasó investigando sobre otro tema. Sabiendo como curar ya a quien todavía era su amada, decidió viajar en el tiempo. Tenía que salvarla. Tras muchos años de una investigación llena de riesgos, tras muchos fallos y muchos años sin ver avance alguno, logró finalmente ir al pasado.
Un inconveniente que no había pensado al estar allá era cómo acercarse, sin embargo la duda no duró mucho: sería su profesor. De esa manera le vería todos los días, y podría tratar la enfermdad de manera de silenciosa. Lastimosamente, él conocía muy bien a su pasado yo, y supo de inmediato que él se había dado cuenta de que algo hacía sobre su amada.
Tras muchos intentos, tras muchos viajes, el final era el mismo: ella moría. Casi cuando empezaba a pensar la idea de que no podría cambiar el pasado, se decidió por su última opción.
Pasaron otros varios años en los que pudo conseguir el conocimiento necesario, e hizo el viaje final.
De una forma que todavía no logra creer, curó a su amada, y consiguió además que su yo del pasado abandonara el ocultismo, abandonándolo él también. Pudo así salvar a ambos, y se salvó también a sí mismo.
Él seguía dando clases, y la pareja era feliz; él era feliz.