viernes, 26 de diciembre de 2014

Espectáculo

Me encontraba en un museo lleno de gente, de personas vacías que realmente no sabían lo que estaban viendo. Personas que sólo veía la descripción de cada cosa, y haciendo una mueca con sus rostros, pasaban a la siguiente. Me había fijado en una obra que llamó mi atención desde el primer momento, y desde entonces, procuraba todos los días ir a aquél museo sólo para poder verle; muchas veces sólo iba para asegurarme que seguía allí, para ver si alguien había prestado atención a aquella obra. No sabía si con lástima o con alegría me marchaba, viendo que únicamente yo lograba ver toda esa belleza, que no parecía perteneciente a este mundo, ni a cualquier otro que lograra imaginar. Con el paso del tiempo, empecé a pasar todos mis días en aquel museo. Iba sólo a sentarme, a quedarme viendo embobado aquella obra. Fue tanto así el tiempo que pasé en silencio frente a aquella obra, que eventualmente empecé a sentir que también yo era observado. Pasaron los días y les siguieron las semanas, y había dejado de ir al museo únicamente para ver, sino que también fui para ser visto. Pero estaba el lado bueno de que nadie de los que estaban allí supieran nada: nadie nos veía. Nadie excepto nosotros. Pasábamos días enteros viéndonos, cada día sorprendido por los detalles de la obra.
Fue así, hasta que un día decidimos llevar el museo, donde podríamos seguir mirándonos. Era ahora nuestra cama el museo, y nosotros, expuestos, las obras del otro.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Número 50

Es esta la entrada número 50 en mi blog, y quiero darle las gracias a todos. He podido con este blog decir mucho pero revelando poco, logré escapar y plasmar aquí muchos pensamientos reales, y tambiéncrear muchas historias que rondaban mi mente. Me gusta mucho que más que para mí, escribiera sobre, o mejor dicho, para alguien. Siento que el blog me ha ayudado a lo larho de estos casi dos años que creo tenerlo, pero que, claro está no sería así sin ustedes. Gracias por leer; por ser mi inspiración.

martes, 11 de noviembre de 2014

Posibilidad

Le gustaba soñar, pero irónicamente,
no le gustaba dormir.
O tal vez, no le gustaba dormir,
no si no soñaba;
no si no soñaba con ella.

Quería vivir en sus sueños, 
y dormía lo más que podía,
¿había descuidado su realidad?

Solía estar triste, pero un día...
Se sorprendió al despertar, 
pues pensó que seguía soñando.
Su sueño dormía junto a él,
y ya no hacía falta soñar.

El día duró para siempre.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Oportunidad (es)

Destacaba una sóla cosa de todas las que había hecho en su vida. En tercera persona, se veía cada vez que que arruinaba las cosas; cada vez que se destruía buscaba ir más y más al fondo, sólo porque ignoraba todo el daño. Moría de a poco cada vez que hacía daño, pero pocas veces aquel hombre podía detenerse incluso cuando odiaba herir, pues él mismo era herido. Todas las tormentas caían sobre sí, y gritando sin encontrar algo que lo detuviera, se destruía. Pero, hay algo maravilloso en este ser. En medio de las tormentas, llegaba en forma de calma y compañía; fortaleza. Detenían juntos aquella tormenta, y formaban un refugio que querían sea indestructible, cuya mantención iba por ambos.
En las tormentas, caían ambos; sujetándose, no caían tanto, y levantarse era la mejor sensación del mundo. Disfrutaban ver su refugio: se disfrutaban.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Pesadillas

Caigo.
Sin saber qué pasó tiempo atrás, caigo.
Al despertar estaba en este desastre.
Había querido olvidar lo que era, quien era.
Ya no era nadie.
Ya había saltado hacia el vacío; hacia mi vacío.
Me había alejado de mí, y salté a encontrarme,
¿o me había encontrado y salté para alejarme?
Tenía miedo, pero no por caer; tenía miedo de parar.
La luz hace tiempo había desaparecido, y acostumbrado en la oscuridad, quería seguir cayendo.
Caí.

Desperté sin saber si estaba triste o feliz por haber sido un sueño.
Soñaba sin saber si estar feliz o triste por ser sólo un sueño.

jueves, 30 de octubre de 2014

desplome

Siendo el príncipe del Reino, era bastante difícil tener una vida más o menos buena. Estaba en contra de las guerras que iniciaban mayormente por mi padre, y rechazaba todos sus intentos de emparejamiento con señoritas de la realeza que él encontraba aceptables. La actividad que hacía que era aprobada por mi padre era practicar el arte de la espada. Mi maestro parecía una buena persona, e increíblemente también estaba en contra de las guerras, que justo en estos momentos estábamos en medio de una. Además de practicar con la espada no había mucho que pudiera hacer que realmente pareciera valer la pena; nada excepto una cosa. A las afueras del castillo, pero aún así en los terrenos imperiales, pasaba un río que dividía nuestro Reino del Reino vecino, pero por ser vecino no quería decir que mi padre no tuviera cosas contra ellos. Por alguna razón era una zona segura, a pesar que ambos Reinos contaban con fuerza de asedio, nunca se habían recibido ataques por parte de alguno. Un día a las orillas del río del lado del Reino vecino, apareció una joven mujer; hermosa incluso desde la distancia, y a partir de ese día, todos los días íbamos a las orillas del río para vernos desde lejos. Descubrimos incluso una parte del río en que la corriente era más suave, y si teníamos suerte, lográbamos pasar una pequeña cesta al otro lado, con alguna carta con un mensaje para el otro. Pasamos así mucho tiempo, y cerca de un año después, manteníamos una relación a través de la separación del río; todos los días íbamos a vernos, pasábamos incluso horas sentados, viendo al otro, intentando pasar mensajes, o haciendo alguna seña al otro.
Tiempo después nuestros Reinos se hicieron oficialmente enemigos, pero a pesar de eso seguíamos viéndonos, ignorando el desastre que estaba pasando. Un día, de camino a la salida del castillo oía a mi padre reír a carcajadas, oyéndole decir a sus comandantes que todo estaba yendo bien, lo que no podía significar otra cosa sino que todo iba mal. Salí del castillo y llegando al río, pude ver que los guardias del otro Reino la estaban escoltando dentro del castillo, y aún en la distancia, cuando volteó pude ver su rostro entristecido. Mi padre me hizo llamar, dándome un mensaje de que tenía muy buenas noticias para mí, y mi mal presentimiento era casi tangible. Una vez dentro del castillo me hicieron pasar a la sala del trono, donde estaba mi padre con una gran y detestable sonrisa. Al verme entrar dio una señal a los guardias, y salieron de la habitación de prisa. Mi padre sólo me miró, aún con su sonrisa en su rostro, y luego de un momento, sólo extendió su mano hacia un lado de mí y dijo"Para ti". A mi lado estaba de rodillas un guardia tendiéndome una gran espada, la mejor que había visto nunca, e inconscientemente tendí mi mano hacia ella. Pero sabía que eso no era todo.
En cuanto toqué el mango de la espada los guardias que habían salido entraron a la habitación, trayendo a rastras una mujer con la cara tapada por un paño negro, y por los sonidos que hacía, también su boca estaba tapada. Se retiró quien tendía mi espada, y pusieron a la chica de rodillas frente a mí. Mi padre me miró mientras que sujetaba la punta del paño para levantar la cabeza de la mujer, y una sonrisa fría me dijo "Hazlo".
Mi mente y mi cuerpo quedaron privados de conexión alguna, y como si mi cuerpo simplemente actuara por su cuenta, empezaron a moverse mis brazos en dirección al cuello de aquella mujer, con la espada sujeta entre mis manos. El sonido del metal al salir de la piel indicó a mi mente que podía volver, y contemplar la atrocidad que había hecho.
El paño seguía en la mano de mi padre, pero la cabeza no.
"Felicidades", me dijo, "ganaste una guerra."

Nunca más volví a ir al río.

martes, 28 de octubre de 2014

(siempre) Buenas noches

Qué vacía es la ciudad,
cuando lo único que tiene de ti:
soy yo.
Y qué vacío yo,
cuando entre frío y murmullos
olvido cómo tenerte,
sin saber:
que ya te tengo.

Se llenan mis noches
pensando en las tuyas,
que por ahora,
no son las mismas noches.
Se entretiene en el día la distancia,
y con un vaivén,
llora en las noches por sí misma:
estática.

Muere entonces una parte de mí,
pero revive al instante,
pues la luna es la misma para ambos;
somos los mismos.

jueves, 2 de octubre de 2014

Angustia

Por razones que no logro comprender, he vuelto a soñar.
Despierto, ya no le tenía, y sólo en sueños podía verle,
pero, ¿por qué volvió a ser así?
Ya no flotaba en mis sueños,
¿era eso raro?
Ya no podía verme en mis sueños,
únicamente estaba sentado frente a una ventana,
y del otro lado estaba ella viéndome.
Parecíamos tristes, aunque sólo nos veíamos.
Muchas veces intenté preguntar por qué estábamos separados,
parecía entenderme y señalaba la ventana.
Despierto, sólo escribía;
sabía que antes le tenía, ¿por qué ya no?
anotaba los recuerdos de esos sueños en que no podía alcanzarle,
le escribía muchas preguntas,
pero me entristecía saber que no me leería,
¿por qué vuelvo a tenerle en sueños?
¿por qué ya no flotamos juntos?
Dormía con papeles en mi cama,
para recordar las preguntas que hacerle al verle en mis sueños.
Nunca le pude preguntar nada;
en los sueños, la distancia entre nosotros y la ventana cambiaba:
estábamos un poco más cerca, pero,
a veces no le veía sola,
habían desconocidos sentados junto a ella,
¿por qué estaba soñando con ellos?
A veces, parecía feliz donde estaba.
¿No hacía falta juntarnos?
A veces, al dormir, su silla estaba vacía.
A veces no dormía, sólo por si le apetecía volver.
Nuestras sillas estaban un poco más cerca, pero aún así lejos.
¿Por qué nos separa una ventana?

Duermo ahora con una piedra, por si al soñarle, pudiera romper ese cristal.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Contención

De a poco, el hombre empezaba a tener miedo de su propio tiempo. Perdía sus días; despertaba temprano para quedarse sin hacer nada a una buena hora, y luego pasar el día en el vacío de todas las cosas que no podía hacer, y también, de las que no quería hacer. Con tristeza observaba los cristales rotos que con tanto orgullo rompió tiempo atrás; barreras y obstáculos que superó consecuencia de ello. Ahora sus días eran recuerdos: cada trozo de cristal tenía guardado un momento; inconscientemente se había convertido en un diario de memorias, y verlos era revivirlos uno a uno. El cristal se había construido muchos años atrás; se recuerda viéndolo aparecer, inmóvil y desconcertado ante la sorpresa de lo que pasaba frente a él.
Silenciosamente se levantó de su silla, y lentamente se dirigió hacia los trozos de cristal que mantuvo guardados. Mientras más se acercaba veía con más claridad las memorias; tenía años de su vida inmortalizados frente a él, y el peso de los recuerdos le inundaba, pero para bien. Aún así, de a poco fue juntando todas sus piezas, buscando los otros que conectaban, por pequeños que fueran. Mientras conectaba sus memorias, otras iban surgiendo, y el cristal tomaba un color más fuerte a medida que se iba completando. Las piezas iban formando al tan antiguo cristal, pero que ahora se estaba transparentando, y a pesar de ello, las memorias eran perfectamente visibles.
Al terminar de armarlo, se dio cuenta que ya no era una barrera: era una ventana. Mostraba ahora no sólo las memorias ya vividas, sino también las que estaban por venir.

Volviendo a mi silla, espero alegremente el momento de volver a romper el cristal.

martes, 23 de septiembre de 2014

arreglo

veía el hombre los cristales romperse;
sentado, lloraba,
veía caer la piedra que él mismo lanzó,
atravesar sus cristales y, misteriosamente,
volviendo a él.

se veía él mismo romperse,
sus cristales lo atravesaban,
y al terminar,
él era la roca.

se cortaba al recoger las piezas,
pero le dolía verlas allí;
se cortaba para sentir que lo arreglaba,
pero sólo esparcía los pedazos.

se desangra, desesperado,
con trozos aún en sus manos,
y con su piedra en la otra·

lunes, 25 de agosto de 2014

Desastre

La vida verdaderamente a veces pareciera caernos a patadas, y algunas veces (muy pocas veces), decide variar, y escupirte un poco. Pero hay otras veces, que lo difícil no es que pasen, sino lograr verlas. Estas circunstancias en la vida suelen disfrazarse y hacerse pasar por imposibles e inexistentes, pues, efímeras, muchas veces no nos damos cuenta de lo bien que estamos. Pero hay veces en que ver estas oportunidades se hace imposible, y a veces pensamos que sonreír en simplemente algo inalcanzable, y no podemos sino preguntarnos "¿por qué?"
Las despedidas, por ejemplo, son un desastre. Hay personas que pensar en dejar atrás te destruye, y no ves cómo sacar algo bueno de eso. Y no, no puedo creer que deba despedirme. Este año, por primera vez en mi vida me sentí vivo; me sentí querido por las personas a mi alrededor, me sentí odiado, ignorado, feliz... me ha pasado de todo. Me enamoré y alguien se enamoró de mí, y pasé los mejores meses de mi vida. Era de verdad feliz.
Y es un desastre que la felicidad acabe.
Mis noches ya no son felices, recordando lo que ha pasado en el día y riendo tontamente. Mis noches no son pensando qué cosa buena me pasará esta semana, qué tanto sonreiré. Mis noches son tristeza, pues, aquí dejo mi vida. Todos mis conocidos; mis amigos, mi familia, mi felicidad. Así que sí, me cuesta ver lo bueno que saldrá de todo esto mientras mis ojos están empapados, pero en algunos momentos de lucidez, veo alguna pequeña luz de lo que todo podría traer.
También a veces soy feliz recordando lo bueno que me ha pasado. He pasado el mejor tiempo de mi vida, y llevarme todos esos recuerdos... gracias. Recuerdo muchas sonrisas, y también recuerdo dolor; todo parte de vivir, ¿no? Por primera vez he llorado por alguien, por sentimientos.
Por primera vez, supe lo que era la felicidad.
Y estoy feliz de que si me voy, sea luego de un año como este.
A todos, gracias.
Sean felices, y déjenme serlo junto a ustedes, porque se que no los dejo atrás.

martes, 22 de julio de 2014

¿qué quieres ser cuando seas grande?

Pensando, he llegado a una conclusión. Desde pequeño surge una gran interrogante que pienso perdura a lo largo de toda tu vida, a cualquier plazo de tiempo: ¿qué quieres ser cuando seas grande?
Dependiendo de en qué momento de mi vida surgiera la pregunta, la respuesta que recibiría sería diferente. Omitiendo todas esas respuesta que un niño pequeño dice y que a lo largo de su vida va cambiando a medida que éste crece, a los 17 años de edad he llegado con lo que parece ser una respuesta bastante aceptable: quiero ser feliz. Cuando sea mayor quiero ser feliz. No quiero dejar de ser quien soy hoy, ahora. Quiero tener siempre los sueños y metas que me planteo en la actualidad, y lo que espero lograr con el tiempo no es cambiarlas, sino cumplirlas y buscar más. Quiero llenar mi vida de memorias, de historias que simplemente no puedan olvidarse. No importa a qué profesión me dedique: médico, ingeniero, es todo lo mismo si no se es feliz. Entonces, mi respuesta es simple: cuando sea grande quiero ser feliz; quiero que la gente a mi alrededor sea feliz.
¿Qué quieren ser cuando sean grande?

viernes, 11 de julio de 2014

Luna (Capítulo 2)

Cuando conocí a Luna, no parecía la clase de chica que sobreviviría a la catástrofe en medio de la cual estamos ahora. De hecho, cuando la conocí estuvo a punto de morir en esta catástrofe. Sin embargo a día de hoy es uno de los miembros más valiosos de nuestro equipo de supervivencia, y a pesar de las circunstancias, la mejor amistad que he tenido en años. Me ha salvado la vida en más ocasiones de las que puedo recordar, incluso antes de que nos uniéramos al grupo, unos años atrás.
Los días siguientes a cuando la conocí era la persona más frágil que he tenido la oportunidad de ver, y habiendo perdido prácticamente todo ambos, nos quedamos juntos desde entonces. A pesar de esto es ella la persona más inteligente que se nos ha podido unir al grupo; más de una vez su ingenio me salvó la vida, y a todos nosotros. Recuerdo muchísimas veces en que sentía el cuerpo de un caminante en mi espalda, ya muerto y atravesado por un cuchillo que ella misma empuñaba.
Recuerdo muchos centros comerciales, mercados y tiendas en los que si no fuera por ella seguramente habría muerto. Al menos desde que nos unimos al grupo, he tenido la oportunidad de pagarle un poco toda la ayuda que me ha brindado en estos años.

Por primera vez en poco menos de tres años que llevo conociendo a Luna, cayó enferma. Fue una sorpresa para todos, puesto que la veían siempre como alguien con muchísima resistencia, y en estos años en el grupo no nos demostró nunca lo contrario.

¿Qué pasó?- Pregunta Al, un poco agitado.
Luna se desmayó, y está ardiendo en fiebre.- le respondí mientras que él hacía una señal a Rebecca para que buscara unas mantas.
-Tenemos que buscarle medicinas, las últimas se acabaron cuando Rodrigo y Megan cayeron enfermos.- comentó Jo.
-Iré a por ellas yo mismo, Al, ¿qué necesitamos?- dije sin dudarlo pues sentía que era mi responsabilidad cuidar de Luna.
-No, Chris, deberías quedarte aquí con Luna,- decía Al mientras me pasaba las mantas- arrópala con esto. Jo y Sebastián pueden ir, está oscureciendo y pienso que deberías estar con ella por si necesitara algo.
-Al tiene razón, iremos nosotros y estaremos de regreso antes de que te des cuenta.- comentaba Jo- Katherine y los demás podrán cuidar las afueras de la casa mientras Rebecca está cerca por si necesitas algo de ayuda.- dio una mirada a Sebastián y casi de inmediato ya habían preparado todo y ya sabían las medicinas que necesitaríamos.

No podía dudar mucho, después de todo tenían razón y no sólo eso; quería estar con Luna cuando despertara. Estando con ella acostada no pude evitar revisar su cuarto con la mirada (era la primera vez que estaba aquí desde que nos mudamos).
 La casa donde estábamos era bastante grande y con varios cuartos, así que entrábamos más o menos cómodos. Al y Rebecca ocupaban una habitación junto a su hija; Katherine y Rodrigo otra; Victoria, Rafael y Susan compartían una habitación y se acomodaban en dos camas. Jo, Sebastián y yo teníamos otra y finalmente Luna dormía en la misma habitación que Megan, quien estaba ahora fuera cuidando la casa.
Megan tenía acomodada un poco de ropa en las gavetas que había en su lado de la habitación y algunos adornos que si cargaba con ella era porque significaban algo, pero revisando la parte de Luna no había mucho que ver: no había nada sobre su mesa. Luna tosió y se movió un poco; seguía ardiendo en fiebre. Al moverse vi que bajo su almohada había algo que parecían ser unas fotografías. Las tomé con cuidado y al verlas un sentimiento inmenso de calidez me recorrió: en la primera fotografía una Luna de unos 16 años me devolvía la mirada con un rostro sonriente; estaban dos personas quienes asumí eran su padre y madre, pues era idéntica a ella. La siguiente fotografía me dejó boquiabierto y me ruborizó por completo: era una fotografía de nosotros. Estábamos ambos sonrientes en un sitio en el que estuvimos hace cosa de año y medio.

-Luna, cómo conseguiste esto... -dije por lo bajo con una sonrisa.
-Tengo mis métodos, Chris. -me respondió una Luna sonriente que recién despertaba.
-L-Lu.. eh... yo... -no hacía sino balbucear- t-ten, son tuyas. ¿Cómo te sientes?
-Verte tan apenado curaría a cualquiera- dijo entre risas- Estoy mejor, gracias. ¿Estuviste aquí todo este tiempo?
-Sí... te desmayaste hace rato y me preocupaste, bueno, a todos. Los demás fueron a buscar medicinas para ti.
Me miraba fijamente con una expresión cálida, y sentir su mano tomar la mía casi hace que la aparte de la sorpresa.
-Gracias, Chris.- me dijo con una sonrisa. Me di cuenta que se había ruborizado, y algo me hacía pensar que no era por estar un poco enferma.
-Luna... quizá no es el mejor momento, pero creo que nunca habrá un verdadero buen momento, y la verdad es que es la única vez que estamos a solas desde que nos unimos a acá.- me miraba prestando atención a todo lo que decía- Quería agradecerte por este tiempo; durante estos años me has salvado muchas veces, y que hayas caído enferma me hace pensar lo poco que en verdad he hecho por ti, y... eh...- me había puesto nervioso darme cuenta que tenía una sonrisilla en su rostro- bueno, quería decirte que te quiero -y tras eso, me incliné para besarle.

La puerta sonó y luego abrieron: llegaron las medicinas.
-¡Ah, Luna! ya despertaste, -dijo Al al entrar- qué bien; ten, toma esto, te hará bien.
-Gracias, Al, ya me siento un poco mejor.- dijo Luna mientras tomaba las medicinas.
Sin darme cuenta todo el grupo estaba en la habitación para ver cómo seguía Luna, alegrados de ver que estaba despierta ya, el ambiente estaba mucho más cálido que cuando se había desmayado. El tiempo pasó y todos hablamos hasta que la hora de comer llegó, y agotados y felices, fuimos a dormir.

Hey, -me llamó Megan- puedes dormir en mi cuarto hoy, Luna se alegrará- me guiñó un ojo y un poco juguetona, se marchó.

Luna estaba acostada en su cama, pero aún estaba despierta. Al verme entrar ocultó lo que tenía en sus manos, pero al ver que era yo suspiró y volvió a sacarlas; eran las fotografías.

-Ellos eran mis padres, -explicaba- murieron cuando todo esto empezó, o eso creo; no he sabido más de ellos desde aquel día... -tomó una pausa- que me rescataste.
Me senté al borde de su cama y ella apoyó su cabeza en mis piernas mientras me pasaba la foto.
-Era el aniversario de mis padres, por eso todos tan sonrientes. En cuanto a la otra, me las arreglé para tenerla.
-Son unas bonitas fotos: se te ve feliz.
-A veces pienso que lo soy.

Pasamos el resto de la noche hablando, y sin darme cuenta terminé acostado junto a ella hasta acabar rendidos del sueño.

-Creo que me alegra un poco estar enferma; estamos juntos como lo estábamos antes de entrar aquí. Éramos sólo nosotros. -decía Luna, que ahora me abrazaba.
-Me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias, ¿crees que habríamos sido amigos?
-La verdad, hubiera querido algo más.

Tras esas palabras, me besó.
-Gracias, Chris.


(¿) cuidar (?)

Es curioso como la vida es como es, pero cambia la forma en que es vista de persona a persona, y a veces también cambia para una misma persona dependiendo de cómo ésta le trate, o de cómo crea esa persona que la trata. Así pues, la vida puede traer mal y creer que es bien, así como traernos un bien que nos parece la peor jugada del universo. Pero entonces empiezas a actuar sobre la vida; sobre tu vida: dejas de esperar a ver si lo que trae es bueno o malo, y vas y buscas que formen parte de ella las cosas que tú quieres, sabiendo si son malas o buenas, o a veces sin saber bien la posición que tienes, pero lo que sabes es que lo quieres. Y ya la vida no es completo azar pues hay cosas que sabes que estarán en ella; no dejas las cosas "a ver si se dan", "a ver qué pasa", sino que vas a por ellas, las quieres en tu vida y las vas a buscar. Pero también, a veces, estas cosas las encuentras cuando ni siquiera las buscaras, o cuando menos esperabas tenerlas. Y son estas cosas, estos bienes, que aparecen cuando menos se esperan, a los que uno más se aferra, pues al llegar te das cuenta que siempre los necesitaste, pero como nunca habían estado, no lo sabías. Y quizás a veces, no siempre, pero a veces, dejas de buscar, pues cuanto necesitas ya está contigo, y pasas ahora a cuidar lo que tienes y quieres, pero te das cuenta que buscando también cuidas, pues buscas esas cosas que te ayudan a cuidar lo que ya posees. Y es ahí, cuando buscas no sólo para ti, que te das cuenta de algo; durante un momento en el día llega a tu mente de manera tan brusca que es imposible pensar que no sea así, pues te das cuenta de algo: eres feliz.
Entonces, luego de encontrar, cuidas aquello que ahora está en tu vida pues sabes que donde quieres que estén es allí.
Cuidas de alguien más; te cuidas a ti mismo.

jueves, 24 de abril de 2014

Compañera

He logrado darme cuenta de muchos cambios en mi vida a lo largo de ella, cosa obvia al ser protagonista de ésta. Hay cosas de mi pasado que en comparación a mi presente han cambiado de una manera increíble, pero también hay otras que no han cambiado siquiera un poco. De pequeño no me gustó nunca la soledad, y mientras crecí fui disfrutando de mi espacio, pero nunca soportaba sentirme solo, y a día de hoy sigue siendo así. Y de adolescente conseguí buena compañía, amigos con los que disfrutaba simplemente con estar. Con el tiempo conseguí otro tipo de compañía; en contra de todas las probabilidades de este universo y de todos aquellos en los que exista alguna versión de mí, conseguí pareja. Pero no cualquier pareja, no una chica cualquiera: fue aquella chica que había idealizado en términos simples como la cima y máxima expresión de todas aquellas cosas que me gustaban y que pudiera aspirar. Era para mí aquella clase de chica que ves en series y de las que el protagonista se enamora y pasan muchas cosas juntos. Era, entre muchas otras cosas, inalcanzable. Había pasado a convertirse en una fantasía. Inalcanzable y fantasía ahora, sólo quedaba soñar y dejar volar aquella imaginación que tuve siempre muy activa para ciertas cosas. Pasaron así años, y aquella fantasía seguía.
Años más tarde en que aquella fantasía empezó a formarse, de a poco se transformó en real. Si tuviera que juzgar mi vida en términos del pasado, todavía me costaría creerme que he podido llegar a donde estoy. No había pensado nunca una ruta (real) en la que pudiera ser feliz, y sin darme cuenta llegué a esa ruta que pensaba que no existía, pero no solo; acompañado de ella. Pero aún así no podía evitar sentir lo mismo de años atrás: era inalcanzable. Tantas cosas que merecía que iba a ser imposible dar de mi parte. Aquella perfección que quizá yo mismo creé de ella, con el tiempo no hizo sino hacerse más real y hacerme dar cuenta de que no la inventé: ella era así. Crecí entonces gracias a ella; por primera vez me enfocaba verdaderamente en algo, y tras tener la oportunidad de conseguirlo no renuncié, y tampoco lo iba a hacer. Sin embargo seguía cometiendo mis errores: era muy torpe, y a pesar de que se había convertido en aquello en torno a lo cual giraba mi vida, mis fallos aparecían, pero de manera tonta me alegraba darme cuenta que, tras ellos, no venía la renuncia que en ocasiones atrás aparecía; terminaba más motivado tras tropezarme, y si algo quería tras levantarme, era demostrar aquél afecto e importancia que tiene de mí.
Y pude encontrar en ella una felicidad totalmente diferente a la que alguna vez imaginé posible, y a la que alguna vez podría creerme merecedor, aunque quizá todavía no le merezco, pero si algo iba a ser era mejorar, por primera vez en mi vida me importaba algo real, y si llegaba a ser siquiera la mitad de persona que ella merece, habré cumplido mucho más de lo que nunca en mi vida creí posible.
Me había enamorado entonces de aquella fantasía que era ahora lo más real que tenía. Me enamoré de quien era ahora mi realidad.

sábado, 15 de marzo de 2014

viajero // disruptor

Siendo jóven, siendo estudiante, tenía todo cuanto le hacía falta tener consigo: su pareja. El jóven amaba sin temor, sin saber cómo lo hacía; sólo amaba, y sabía que era lo que quería.
Practicante del ocultismo, un día supo una noticia terrible: alguien quería asesinar a su pareja. Desde el momento en que lo supo pasó sus próximos días investigando todo cuanto salía en sus libros, y logró saber quién quería matarle: su profesor.
Desde entonces, el chico se fue llenando de oscuridad, consiguiendo el poder que creía necesario, pues sabía que su profesor era como él, y también practicaba artes oscuras.
Muchas veces sorprendió al profesor mirando a su pareja, murmurando conjuros; conjuros que el chico sabía repeler, alejando todo mal de ella.
Sin embargo un día la mente del chico fue consumida, y toda razón y pensamiento lógico habían desaparecido de su ser. Ya su objetivo no era protegerle; su objetivo era matar a su profesor. Y así, un día tras clases, decidió hacer lo que por alguna razón hace mucho no le parecía más obvio y simple: acercarse y matarlo. Y así se dispuso a hacerlo, y tras decir unas palabras inentendibles, su profesor cayó muerto. Cegado por su supuesta victoria, no se dio cuenta de lo que hizo sino días después.
Empezó a notar a su pareja cada vez más decaída, y supo luego que padecía una enfermedad mortal. Con el tiempo corriendo ya en contra, investigó lo más rápido que pudo, sin haber encontrado nada.
Días después su pareja murió en sus brazos, creyendo que su enfermadad había sido cosa del azar, inocente, y feliz por partir viendo a su amado junto a ella.
Tras su muerte, el chico pasó años investigando la enfermedad, y toda clase de magia o arte que pudiera ayudar. Para su horror, el verdadero causante de su muerte había sido él; supo que todo lo que su profesor hacía era en realidad protegerla, bloqueando y eliminando la enfermedad de a poco. Cayó en depresión total al descubrir que, cuando creía protegerle de él, sólo la estaba matando.

Las décadas siguientes las pasó investigando sobre otro tema. Sabiendo como curar ya a quien todavía era su amada, decidió viajar en el tiempo. Tenía que salvarla. Tras muchos años de una investigación llena de riesgos, tras muchos fallos y muchos años sin ver avance alguno, logró finalmente ir al pasado.
Un inconveniente que no había pensado al estar allá era cómo acercarse, sin embargo la duda no duró mucho: sería su profesor. De esa manera le vería todos los días, y podría tratar la enfermdad de manera de silenciosa. Lastimosamente, él conocía muy bien a su pasado yo, y supo de inmediato que él se había dado cuenta de que algo hacía sobre su amada.
Tras muchos intentos, tras muchos viajes, el final era el mismo: ella moría. Casi cuando empezaba a pensar la idea de que no podría cambiar el pasado, se decidió por su última opción.
Pasaron otros varios años en los que pudo conseguir el conocimiento necesario, e hizo el viaje final.
De una forma que todavía no logra creer, curó a su amada, y consiguió además que su yo del pasado abandonara el ocultismo, abandonándolo él también. Pudo así salvar a ambos, y se salvó también a sí mismo.
Él seguía dando clases, y la pareja era feliz; él era feliz.


lunes, 24 de febrero de 2014

ípsilon

Así como todo ser humano que se proponía algo, sufría la consecuencia de ello: el miedo a no lograrlo.
No motivado por su pasado y con un futuro no muy alentador, el soñador se propuso algo;  más bien, se propuso alguien. Todo sueño es visto como imposible en algún momento, y mientras más cerca se está, puede llegar a verse lejos, y el miedo y el terror de que los esfuerzos sean en vano inundan el cuerpo del soñador, de este soñador.
Pensando que quizá en ninguna búsqueda encontraría a alguien, dejó de buscar; lo que no sabía, su búsqueda había terminado siquiera antes de pensar empezarla.
Quizá pesimista preventivo, cada paso que se acercaba a su sueño le parecía una ilusión y le daba miedo pensar que en realidad no se había movido tan solo un poco. Más ilusorio aún fue darse cuenta de que, cuando se dio cuenta de que sí se había movido, ya había llegado a su sueño.
La distancia que en su mente le había estado separando durante tanto tiempo era mucho más corta de lo que aún podía creer, y habiéndo recorrido esa distancia, descubrió que ya la había trazado desde tiempo atrás, pero su miedo le hacía pensar que apenas y podía ver el camino.
El soñador aún se encontraba atónito cuando veía que su sueño estaba frente a él; que le abrazaba.

Apenas dando unos pasos en su recién descubierta realidad, muchas veces se encontraba todavía en búsqueda de su sueño, sólo para volverle a encontrar, sólo para verle allí; sólo para verle.
Supo que debido a su inconsciencia durante el acercamiento a su sueño, se dejó muchos detalles, y todavía no conocía del todo a su sueño, aún habiéndole encontrado, aún teniéndole. Debido a esto quizá, le veía de una manera que le incordiaba: inalcanzable. Aún, inalcanzable.
Se veía indigno de su sueño, incapaz de ser merecedor de tenerle, destinado a su búsqueda abandonada y a la soledad a la que se había acostumbrado.
Sin embargo, ahora consciente, viéndose él mismo enlazando sus dedos con su sueño, renunció a esas visiones, y estando más en la realidad de lo que nunca había estado, se decidió a mantener su sueño consigo.
Ahora, su sueño es conocer la naturaleza de su acompañante. Su sueño ahora es conocerle. Su sueño es que le conozca, y aún así, se quede junto a él.

viernes, 14 de febrero de 2014

atrapasueños

Todavía ignorante de la felicidad que poseía, la melancolía llegaba a su puerta. Resignado y cabizbajo, le dejaba pasar.
Sabía que nunca iba a dar una despedida definitiva, pero la vuelta de su tristeza no era, lógicamente, felizmente recibida. Sin embargo, poca fuerza se oponía, o eso sentía.
Una vez con su tristeza, esta se hacía más grande cuando se daba cuenta de que había despedido a su felicidad. Una vez acomodada su tristeza, le hacía rechazar cualquier cosa que pudiera traer de vuelta a su felicidad. En estas ocasiones, la tristeza tomaba el control. Aunque algo que la tristeza no puede aplacar, es la figura que su mente ocupaba, e iba a intentar verle.
Sus intentos se ven fallidos, ante la presencia inminente de la tristeza, que no demuestra interés alguno en marcharse.
Habiendo cedido su habitación a la tristeza, se encontraba moralmente derrumbado ante la también llegada de sus recuerdos.

Caprichos de la vida, quizá, le hacían pasar por esos momentos. Habiendo renunciado al control de sus pensamientos, oía un sonido diferente al de la tristeza. Levantando la mirada vio que esa acompañante se dirigía a la puerta, y quien le invitaba a la habitación era la imagen que rondaba su mente, y que todavía perseguía.
Le invitó a pasar, y vio que la felicidad estaría con ella.

Fue decidido a la puerta, y viendo su tristeza a través de la ventana, cerró con seguro.
"Lamento el mal rato", le dijo a su felicidad; "adiós", dijo a su tristeza.
"Descuida", respondieron ambas.

sábado, 8 de febrero de 2014

ventana

Como inspeccionando cada elemento de su acompañante, los amantes se veían en silencio, sin juzgar, sólo observando. Cada uno se veía reflejado en el otro, más allá de lo que la imagen en sus pupilas les permitía ver. Inmerso uno en el mar del otro, los amantes eran felices. Sin planes ni asuntos pendientes, ocupaban sus tardes con simplemente darse compañía. Una tarde, fresca y con aires de amor, abrieron sus ventanas el uno al otro, y la naturaleza de uno fue la naturaleza del otro. En silencio, permitían el paso del otro. En silencio, la mente de uno la ocupaba el otro.
Loa ruidos de afuera dejaron de ser ruido. Dejó de haber afuera. La habitación era todo cuanto hacía falta existir. La habitación era todo cuanto existía.
Mientras estuviera uno, sabía que el otro existiría.
Uno al otro se acompañaban a estar.
Ambos, eran.
Ambos, son.

jueves, 6 de febrero de 2014

mariposas

Pasivo ante mucho de la vida, y de ánimos en constantes cambios, el hombre hace lo que más sabe, pero no porque le guste, sino porque es lo que ha hecho desde hace muchos años.
En su sala de estar llama la atención una ventana abierta por la cual entra una mariposa. La mariposa más amarilla que había visto jamás. También, la más bonita.
No era una persona a quien le gustaran mucho, sin embargo, la presencia de aquella criatura le hizo pensar en algo agradable; en ella misma.
Se fijaba en lo delicadas y aún así firmes de sus alas, maravillando su mente pensando qué tantos sitios habría recorrido, y qué tantos aromas habrían pasado a través de ellas.
La mariposa voló suavemente por la habitación, y terminó posándose en la mano del hombre, quien se la había tendido con esa intención.
La mariposa se movía por su mano y subía por su brazo. Mientras, la mente del hombre se despejó ante el contacto de tan maravillosa criatura. Por primera vez, algo le había hecho no pensar, y sólo contemplaba la mariposa con una sonrisa.
La mariposa subió, y con una sonrisa, se posó en sus labios.
Ante sus ojos, se había transformado.
Era ahora, quien más disfrutaba ver, y si no podía, en quien podía pensar.

Seguía posada en sus labios.

martes, 4 de febrero de 2014

cm

En ocasiones se veía a sí mismo, y se veía lejano.
En ocasiones le veía a ella, y le veía lejana.
La distancia que su mente creaba crecía, y luego desaparecía por completo.
Teniéndole cerca, le pensaba; teniéndole lejos, le deseaba.
Su mente andaba ocupado en su pensamiento favorito.
Ella, siempre ella.
En su mente aparecía sin adornos, y tan sólo la imagen de ella le inundaba por completo, tanto, que incluso sentía el peso de su mente sobre él, y se perdía pensando.
Incluso a veces se veía taciturno buscándole en sus pensamientos, aún teniéndole consigo.
Pero más que pensarle, le gustaba ser interrumpido. Interrumpido por ella.

En ocasiones le veía a ella, y se veía a sí mismo.

domingo, 2 de febrero de 2014

recuerdo

Por su mente rondaba el pensamiento de ella, aún teniéndole enfrente; ocupaba su vista, su mente y su ser. Simplemente se miraban sin decir palabra alguna, mientras con su mano la recorría, ida y vuelta. Regresaba a ella, ida y vuelta.
De vez en cuando creía que su mente le jugaba alguna broma. Que ella no estaba ahí, que despertaría en cualquier momento próximo. Pero el miedo a eso despareció, junto con ese pensamiento. Estaba bien despierto, y sabía que igual, al soñarle, le tendría.
Sus miradas se encontraban, se perdían, y encontraban a cada uno. Les encontraba juntos, los encontraba en uno.
Muchas veces se sentía fuera de lugar, no porque pensara que ello no podía ser real, sino porque no hubiera pensado ser feliz donde antes sólo la melancolía le acompañaba. Sí que era real. Sí que era feliz.
Sus manos le seguían recorriendo. Sus manos le seguían encontrando.
Cada dedo se encontraba con su par, llevando la conversación que sus voces no proyectaban.
"te quiero" decía un dedo.
"te quiero" le respondía el otro al encontrarlo.
"te quiero" se decían los diez.
"te quiero" se decían los dos.

Para este entonces, el sueño terminaba y él despertaba.
Por fortuna, no había sueño del que despertar.
Le seguía viendo, creando memorias.

jueves, 30 de enero de 2014

pasado

(ya los trozos de cristal eran un recuerdo)
Tras tener quizá no la noche en que mejor durmió, pero sí en la que mejores recuerdos se llevó con él a la cama, despertó, pero no lo hizo en su habitación. 
Se hallaba en un sitio donde la compañía y el calor que recordaba en su cama no se encontraban.
Parecía estar en un habitación espaciosa llena de gente. Momentos más tarde, se dio cuenta que se veía a sí mismo, años atrás, en su salón de clases.
Su viaje al pasado empezó uno de los primeros días de clases, en la primera actividad evaluada que tuvo. Para la actividad, se hicieron grupos de cuatro personas. Se colocó con dos compañeras de antes, y una chica que todavía no conocía: la chica tras el cristal.
La causó gracia pensar lo inconsciente que en ese momento era sobre esa chica, esa chica que tanto ocuparía su mente durante los años próximos. La actividad terminó, y el próximo recuerdo que visita no es en el salón de clases, sino en sí mismo, en su mente. Vivió nuevamente el sueño que años después todavía recordaría, el primer sueño que tuvo con aquella chica que hace poco conoció.
En ese momento volvió al salón de clases, viendo los días pasar como segundos, observando como algo aparecía frente a su versión joven. El cristal que tanto años le separó de aquella chica, estaba siendo construido. 
Revivió recuerdos de conversaciones con la chica del cristal, y pudo observar como éste frenaba su construcción, pero luego seguía. 
Así, en una noche, revivió toda la vida que había tenido con la chica tras el cristal, desde el momento en que se construía, hasta el momento de romperlo. Sentía que podía simplemente romper él mismo el cristal, y hacerse el favor más grande de todos. En lugar de eso, visitó nuevamente su pasado, al momento de tener aquél primer sueño. Todo lo que hizo fue dejar una nota, "si puedes", y volvió a su tiempo.

Despertó, y a su lado estaba la chica. Todos los días despertaba feliz al no ver cristal alguno.
Sí pudo.

lunes, 27 de enero de 2014

- encuentro -

Todavía no despertaba,
¿y para qué iba a querer hacerlo?
Aún flotando, le tenía junto a mí.
Aún flotando, me tenía junto a ella.
Sabía que quería estar con ella pero,
¿quién era ella?
¿era este el mundo real?
Mundo real o no, quería quedarme aquí.
Sin embargo, todavía no podía ver su rostro,
¿o sí lo había hecho?
Momentos después, me di cuenta que estaba en una habitación
¿llevaba todo el rato aquí?
 Podía ver a dos personas, chico y chica, uno en brazos del otro.
Se veían que se querían, pero
¿qué hacía viéndolos?
En sus ojos podía ver todo lo que sentía por ella. El chico, como si fuera una fantasía, le observaba. Aún teniéndole en brazos, aún besándole, le parecía inalcanzable.
Pasó años observándole, destinado a ver en la distancia por una barrera que él mismo había construido.
Se veía un poco de miedo en su mirada, temía perderle.
Ella, a través de la barrera de cristal que él había construido, le veía desde tiempo atrás. Muchas veces expectante, esperando el momento de romperla.
Sin embargo, el chico todavía conservaba el cristal. No lo había roto, sólo lo quitó.
Tras otro beso vi...
¿yo era él?
Cuando fijé mis ojos en mi acompañante, pude ver que era ella.
Por fin veía su rostro.
Nos veíamos el uno al otro.

Ya no necesitábamos tenernos sólo en sueños.
Decidí despertar, y a mi lado estaba ella.
Lo primero que hice fue romper el cristal.
Ya no necesitaba dormir más.

domingo, 26 de enero de 2014

sentimiento

Todavía no había despertado.
¿Había siquiera estado durmiendo?
Por alguna razón, ahora podía oír todo.
¿Antes no podía?
Sentía algo intermitente en mi cuello.
¿Qué era?
No me molestaba.
Esta vez sí flotaba, aunque me había acostumbrado a caminar.
¿Por qué caminar?
Esta vez no me preguntaba dónde estaba.
¿Ya había estado aquí?
Sea como sea, sabía que aquí era donde quería estar.
Seguía sintiendo algo.
¿Sabía qué era?
¿lo sabía ella?
...
¿había alguien conmigo?
Su imagen apareció en mi mente, y supo que no quería estar en otro sitio.

Decidí no volver a despertar.
Todavía podía sentir sus labios en mi cuello.

martes, 21 de enero de 2014

相愛

Su mente aún pesimista, no lograba acostumbrarse a que algo saliera de excepcional manera. Quizá porque le costaba creerlo, quizá por no creerse merecedor. Viéndose taciturno en ocasiones que no extrañaba, pensaba si la felicidad que tenía verdaderamente le pertenecía. Quizá su mente, loca al final, había decidido jugar con él. Se veía asustado por la amenaza de que su autoestima le hiciera pensar que era una mentira.

Afortunadamente, sus malas sesiones de pensar se veían interrumpidas por la vuelta a la mejor de sus realidades.
Había encontrado la fuente de la felicidad más pura que no podía imaginar sentir.
La chica simplemente le dio un golpe en la cabeza, y ambos rieron.

\elevación\

Nuevamente desperté en un lugar que no era mi habitación.
¿Nuevamente?
¿Había estado aquí ya?
O mejor, ¿había de verdad despertado?
Todo era una oscuridad, pero sabía qué hacer.
¿Cómo lo sabía?
Por alguna razón, no estaba flotando.
¿Era normal no flotar?
Aunque esta vez no me fijara en sonidos, igual no aparecía ninguno.
¿O sólo no los escuchaba?
Estar en ese sitio desconocido me traía calma.
¿Por qué?
Sí había algo, o más bien, alguien.
Lograba ver la silueta de lo que parecía ser una mujer.
¿Me estaba hablando?
¿Qué decía?
Escuchaba su voz, y tras cada palabra sentía que me elevaba.
¿Había empezado ya a flotar?
A medida que se acercaba, le oía más, pero seguía sin entender lo que decía.
¿De verdad estaba hablando?
Luego de un momento, creía entender lo que decía.
¿Quería que me fuera?
Mientras más se acercaba, más nervioso me ponía.
¿Por qué estaba con alguien que quería que me fuera?
Lo siento, no quiero molestar.
Nuestros rostros estaban cerca el uno del otro, y aún así no le veía bien.
¿Debería irme?
Pero no quería.
Cada centímetro menos de distancia era uno más cerca de poder verle.
Quería besarle.
Ella...
Me estaba besando.
Podía sentir sus labios, y también el calor en mi pecho se sentía crecer.
Con voz temblorosa alcancé a decir "me iré"
La primera palabra que entendí en esa oscuridad, y la única que necesitaba entender, fue "no"
En algún momento habíamos dejado de flotar, y estábamos apoyados en un suelo.
¿Habíamos flotado de verdad?
"no te vayas" repitió.
En todo caso, no quería hacerlo.

Aquella noche no desperté, y fue la más feliz de todas.

¿De verdad había dormido?

domingo, 19 de enero de 2014

museo

Fue entonces que, estando uno en los brazos del otro, supo que ella le veía a través del cristal tal como él lo había hecho. Él era el cuadro que ella no quería dejar de mirar, el cuadro que soñaba con poder tener para ella. Ambos se descubrieron observantes y observados uno del otro.
Ambos esperaban el beso que cada día pasaba en sus mentes. El primero, marcó el inicio de su partida.

El museo cerró, habiéndose ido sus mejores obras junto a sus mejores visitas.
Se exponían ahora el uno al otro, sin cristales, sin barreras.

viernes, 17 de enero de 2014

acciones

Muchas veces termino pensando en la importancia de las cosas. Cosas que generalmente terminan siendo acciones. Antes pensaba, quizá por la poca estima que se puede tener cuando se es adolescente, que cualquier acción que no terminara en la muerte, era corregible. Que las acciones no importaban tanto como nosotros mismos nos hacíamos creer. Sin embargo, aún pensando así, muchas veces recordaba el pasado, inspeccionando mis acciones diarias y pasadas, no necesariamente recientes, viendo todo lo que podía cambiar y corregir. Ahora, creo que muchas de las acciones siempre influyen en lo que termina pasando a lo largo de nuestras vidas, en mayor o menor medida. Termino pensando en cosas como que, si por ejemplo, el primer día de clases, no hubiera sentado donde lo hice, quizá no habría profundizado mis relaciones con mis amistades actuales. Esto obviamente puede no ser cierto, pero es una idea de la clase de cosas que pienso. Pienso que las acciones que tomamos van a terminar siendo, sea esta vista como positiva o no, material del recuerdo.
También, como persona introvertida y a veces poco sociable que puedo ser, muchas amistades han llegado a un punto muerto, donde uno queda más que dejarla y darla por terminada. Es unánime.Sin embargo, cualquier amistad terminada y dejada en el olvido se convierte en unas de las decisiones que terminan formándonos, quizá. Por otra parte, las amistades que no se deciden terminar, y que de hecho nunca se consideran terminadas, pasaba a ser de las mejores cosas que se pueden recordar.
Todo esto vino a mi mente al recordar dos cosas: Un sueño que tuve, en el que terminé viajando al pasado, con la posibilidad de cambiar cualquier cosa que quisiera. Al final del sueño, decidí no cambiar nada. Lo segundo, fue recordar un vídeo que vi, que iba sobre un estudio sobre la felicidad. A cada participante, se le pedía escribir sobre la persona que más ha marcado su vida, y luego, les informaron que llamarían a la persona de la que escribieron, y debías leer lo que escribiste por teléfono.
Todo eso mientras me bañaba.
El punto de todo esto es que ahora recuerdo el pasado, por el simple hecho de recordar. Cualquier acción que he tomado ha sido por algo, y lo que ha pasado, ha sido consecuencia de esas acciones. En todo caso, de no haber hecho las cosas que he hecho, quizá no estaría tal como estoy.

lunes, 6 de enero de 2014

クリスタル

Con el cristal ya no interponiéndose entre ambos, sintieron toda la libertad que puede sentirse por un ser vivo. Sin el cristal, podían tenerse por fin el uno al otro. Podrían por fin amarse el uno al otro; podrían herirse el uno al otro. Ahora, con libertad y sin límites, se vieron y se interpretaron silenciosamente, en su conversación donde no cabían palabras.

domingo, 5 de enero de 2014

20

Una vez más, se había perdido viendo a través del cristal. Del otro lado, su amor le devolvía la mirada. Fue poco lo que tardó en darse cuenta de que le sonreía, y no pudo evitar hacer lo mismo. Pronto, su sonrisa se convirtió en deseo; deseo de ella. Decidido a tenerle, esta vez sí movería el cristal que les separaba.
Cuando sus manos tocaron el cristal, supo que las de ella también lo hacían de su lado. Antes de quitar el cristal, disfrutaron del último momento; el último momento en que no se tendrían.