no le gustaba dormir.
O tal vez, no le gustaba dormir,
no si no soñaba;
no si no soñaba con ella.
Quería vivir en sus sueños,
y dormía lo más que podía,
¿había descuidado su realidad?
Solía estar triste, pero un día...
Se sorprendió al despertar,
pues pensó que seguía soñando.
Su sueño dormía junto a él,
y ya no hacía falta soñar.
El día duró para siempre.
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