domingo, 24 de noviembre de 2013

|sueño|

El hombre realizó que se encontraba en un sitio que obviamente no era su hogar. La imagen no era clara, pero sabía que estaba sentado, y apoyado sobre una mesa. Luego de unos instantes, sobre su mesa logró ver una taza de café, de tamaño mediano. Tras mucho verla, y mucho pensar si podía o no tomar de ella, decidió beber el que suponía era su café. En el momento en que decidió eso, un hombre se sentó a su lado, también con una taza. El recién llegado le felicitó, y le estiró la mano, "¡ya era hora!", exclamó, y dio un sorbo a su taza. Mientras el hombre agarró su taza, una segunda persona se sentó en la mesa. "¡bien por ti!" Le felicitó, y bebió de su café. El hombre levantó su taza, y la iba subiendo hasta sus labios con pulso tembloroso, pero decidido. Una tercera persona le dio una palma desde atrás con una sonrisa, para luego sentarse, y beber de su café.
El hombre, por fin feliz, estaba ya a poco de poder probar su café, y se dio cuenta de que había aparecido más gente, y les estaban aplaudiendo, y felicitando. Se llevó la taza de café casi a los labios, y pudo sentir perfectamente el olor no en su nariz, sino en su corazón.
Sin embargo, su felicidad no duró mucho. Las demás personas de su mesa, habían ya terminado su café, y sólo hablaban entre ellas, y también, la gente que les admiraba, sólo lo hacía a ellos, y se dio cuenta, que no habían notado su presencia en ningún momento.

Cabizbajo, el hombre se levantó, y echó su taza a la basura.


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